Vacunación COVID en pacientes oncológicos

GUILLERMO BORGA HERNÁNDEZ, CRISTINA GARCÍA SEBASTIÁN

 SERVICIO DE MEDICINA INTERNA HOSPITAL  “DR.MIGUEL PÉREZ CARREÑO”

                         SERVICIO DE MEDICINA INTERNA ONCOLÓGICA INSTITUTO DE ONCOLOGÍA “DR.LUIS RAZETTI”.

  La Sociedad Venezolana de Oncología (SVO), ha decidido emitir una serie de recomendaciones sobre la vacunación en pacientes con cáncer, como parte de su objetivo de actualización médica e información al público en general, y pacientes oncológicos en particular por ser considerados de alto riesgo.

La evidencia actual de las vacunas para evitar la infección por el coronavirus SARS-COV-2 (COVID-19) aprobadas por la OMS y otros entes nacionales e internacionales, probablemente cambie durante el transcurso del tiempo y tenga que actualizarse según nuevos eventos de seguridad que puedan registrarse. Reportes sobre eficacia, interacciones con terapias oncológicas y duración de la inmunidad en pacientes con cáncer vacunados contra COVID-19 son limitados, la experiencia deberá surgir de cada programa nacional de vacunación.

Hasta los momentos, en Venezuela contamos con la vacuna Sputnik–V, desarrollada en el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología Gamaleya (Rusia) y la vacuna de Sinopharm (Vero Cell), creada en el Instituto de Productos Biológicos Co Ltd. de Beijing (China). También está disponible la candidata cubana a vacuna Abdala, pero no disponemos de datos con un nivel de evidencia suficiente como para recomendar su administración; solo podría ser usada bajo la modalidad de ensayo clínico, con voluntarios que firmen un consentimiento informado.

Según el mecanismo para generar inmunidad, las vacunas actualmente aprobadas se pueden dividir entre aquellas que:

Utilizan el ARNm del virus; al inyectar fragmentos de ARN se producen anticuerpos contra la proteína S (espícula) del SARS-CoV-2, entrenando a nuestro sistema inmunológico para que responda ante él (ejemplo vacunas de Pfizer y ModeRNA).

Utilizan partículas virales muertas (vacunas inactivadas) para exponer a nuestro sistema inmunológico al virus sin riesgo de una respuesta grave a la enfermedad, y de esta manera generar anticuerpos (ejemplo vacuna Sinopharm).

Se basan en el Adenovirus o vector adenoviral y utilizan un fragmento del código genético del coronavirus que se mezcla con un virus inofensivo (vectores virales pero sin capacidad replicativa) y sirve para transportar la proteína S (espícula), para que se produzcan anticuerpos (ejemplo vacunas AstraZeneca, Johnson & Johnson y Sputnik V).

En ningún caso se ha descrito riesgo de padecer una infección por SARS-COV-2, porque estas vacunas solo tienen capacidad de generar presentación antigénica, y por este mecanismo desarrollar una respuesta inmunológica. Tampoco se ha evidenciado que se presenten más efectos adversos relacionados a la vacuna; el único riesgo que pueden tener los pacientes oncológicos, radica en la posibilidad de no generar una respuesta inmunológica suficiente.

Se mantienen las contraindicaciones establecidas para la población general: reacción alérgica grave a algún componente de las vacunas contra el SARS –CoV- 2 o alguna reacción alérgica grave a otras vacunas. Hasta la fecha, existen pocos datos de seguridad y eficacia de las vacunas en pacientes con cáncer ya que no fueron incluidos en los estudios clínicos.

RECOMENDACIONES GENERALES

Todos los pacientes oncológicos son considerados grupos prioritarios, porque el riesgo de padecer enfermedad grave y muerte por infección por COVID-19, es mayor.

En este grupo se incluyen pacientes con enfermedad actual, los que tienen <6 meses de haber culminado tratamiento e incluso aquellos diagnosticados en los últimos 5 años, estén o no en tratamiento. Los cuidadores y familiares de estos pacientes, también son prioritarios.

Sin embargo, hay un subgrupo con mayor prioridad para vacunarse: pacientes en tratamiento con quimioterapia, en particular con cáncer pulmonar o MT pulmonares, enfermedad metastásica en general y recibiendo radioterapia torácica (alto riesgo de neumonitis).

Se sugiere vacunar antes de iniciar el tratamiento oncológico; si ya lo comenzó, no se justifica retrasar la vacunación, por lo que podría aplicarse cuando el recuento de glóbulos blancos esté dentro de límites normales, 2 semanas después de la aplicación o 1 semana antes del siguiente ciclo (en esquemas de cada 3 semanas).

Los pacientes deberán vacunarse independientemente del tratamiento que estén recibiendo, sea quimioterapia, radioterapia, terapias biológicas (incluyendo inmunoterapia), o terapias endocrinas.

Si el paciente amerita cirugía, se recomienda vacunar al menos 1 semana antes de la fecha de la cirugía. Posterior a la cirugía, la vacunación podría realizarse en cualquier momento.

Existe un grupo de pacientes que se pueden considerar como “población especial”; que aunque en teoría tienen menor posibilidad de generar una inmunización efectiva, deben ser vacunados.

Pacientes sometidos a trasplante de células madres, o pacientes que se encuentran en terapias tipo CAR-T Cells.

Pacientes que reciben tratamiento con terapias depletoras de células B -como lo es el Rituximab-, podrían verse afectados en cuanto al grado de respuesta inmunológica generada.

En pacientes que han tenido infección por COVID-19, algunas sociedades europeas de oncología sugieren vacunarse a los 15 días de la recuperación completa o mínimo 1 mes del inicio de los síntomas.

En el caso de infección luego de la primera dosis la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO) y el Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) recomiendan administrar la segunda dosis de la vacuna hasta 6 semanas (42 días) de la 1a dosis. Si el paciente recibió tratamiento con anticuerpos monoclonales o plasma de convalecencia se podría vacunar a los 3 meses.

   Otros elementos a considerar al momento de vacunar un paciente oncológico serían:

Los pacientes pueden presentar fiebre posterior a la aplicación de la vacuna; esto debe tomarse en cuenta sobretodo en pacientes que reciben tratamiento citotóxico e incluso los pacientes planificados para cirugía.

Existe evidencia contundente en relación a las adenopatías inducidas por la vacuna; por lo tanto, no deben realizarse estudios de imágenes para evaluar respuesta oncológica hasta haber cumplido 4 a 6 semanas posterior a la vacuna. Las adenopatías por la inmunización, podrían condicionar conclusiones erróneas al momento de evaluar respuesta a tratamiento.

Todos los pacientes oncológicos y sus cuidadores, deben mantener todas las medidas de bioseguridad aún después de haber culminado su esquema de inmunización: uso de tapabocas, lavado de manos, distancia personal > 1,5 m, evitar grupos de personas y los sitios cerrados  no ventilados.

Es necesario recolectar información sobre la seguridad, interacciones medicamentosas y eficacia de la vacuna contra el SARS-CoV-2 en pacientes con cáncer; en todos los casos, ante cualquier duda, tanto el paciente como el médico tratante deberán establecer las pautas a seguir según cada caso en particular.

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

https://www.asco.org/asco-coronavirus-information/covid-19-vaccines-patients-cancer

https://www.esmo.org/covid-19-and-cancer/covid-19-vaccination

http://www.svinfectologia.org/index.php/11-noticias/editorial/773-2-de-julio-2021.html

https://academianacionaldemedicina.org/de-interes/di-boletin-35-academia-nacional-de-medicina-anm-vacunacion-contra-la-covid-19

http://www.oncologiamedica.hc.edu.uy/images/GUIA_FINAL_VACUNACION_COVID_19_en_PAC_ONCOLOGICOS.pdf

https://seom.org/images/Actualizacion_Posicionamiento_SEOM_Vacunas_COVID19.pdf

https://espanol.medscape.com/verarticulo/5906721

https://seom.org/images/ESMO_Statements_for_SARS_Cov2_vaccination_in_cancer_patients.pdf